21 de diciembre de 2010
Tanto - Lucio Mantel (Nictógrafo)
quiero inspirar
toda esta luz
repleta de luz.
Tanto de verdad
quiero exhalar
esta sombra
ausente de luz
Cristo solo,
cicatrices,
inspirar toda esta luz.
Sólo tengo cielo sucio
exhalar esta sombra
Tanto, de verdad
quiero inspirar
toda esta luz
repleta de luz.
(una canción que es una plegaria, no?)
24 de noviembre de 2010
Happy beginning
Escucho la emoción surcar los espacios y derramarse de este lado de la línea telefónica
Oigo tu voz narrando la historia, reconstruyéndola para que no parezca un sueño.
De a partes y con los detalles justos.
Rememorás de manera que puedas vivirlo de nuevo, para tener la certeza de que todo esto que sentís en la piel, en el pecho, en la casa, en los libros es real. Existe.
Si. Existe. Y podés repetirlo como un mantra y disfrutarlo cada vez.
Existe y te pasa a vos, que lo miras todo con cara de sorpresa y con los brazos bien abiertos.
Me lo contás, mientras tu risa y tu anhelo se escapan de los cables y me rodean como mariposas.
Te pienso, te imagino, con los ojos chiquitos de tanta sonrisa que te estira la cara.
Y entonces tambien me río porque estoy acá, compartiendo con vos esta charla que me honra.
El olor del bizcocuelo de nombre raro se dispersa, como tu alegría, por toda mi casa.
Apuesto por vos, por lo que viene. Admiro el coraje, las ganas.
Hay tanto por hacer. Tanto por aprender.
Hay que hacer lugar. Estar liviano.
Disfrutar. Contarlo. Animarse. Compartirlo. Vivirlo.
Ya no hay sinónimos para nombrar la felicidad.
Cosas que te pasan si estas vivo (parafraseando a Liniers)
A la mitad de la mañana, unos golpes en la puerta me indicaron que algo pasaba: mi vecina de al lado se había quedado fuera de su departamento, con su hijito Martín de tres años. La llave estaba adentro. Imposible entrar sin romper la cerradura.
Entonces apareció él. Uno de esos hombres imprescindibles.
Mi portero Hugo.
El Señor Hugo tiene un ojo bizco, es alto, ágil y tiene sus años. Es más, no recuerdo el consorcio sin él.
Muy amablemente, entraron a mi depto y con la agilidad de Felipe (aunque sin su velocidad) trepó por mi balcón, dudó un poco con una pierna colgando al vacío y luego se deslizó con una gracia más que digna en el balcón vecino.
Cabe decir que vivo en un segundo piso y que los altos enrejados de seguridad hacen dificultosa la tarea de pasar la medianera, que es de vidrio esmerilado.
En un santiamén, mi vecina con Martín en sus brazos y yo con Feli en los míos (que maullaba como loco porque quería aprovechar la boleada para escapar), vimos como el Señor Hugo abría la puerta con una gran sonrisa instalada en la cara.
Me dieron unas ganas terribles de aplaudirlo, pero no me animé… además se me iba a espantar el gato!
Así que ya saben, en mi consorcio hay un hombre que parece común, pero que es capaz de solucionarte un problema con valentía, estilo y una sonrisota.
Grande Hugo!
23 de noviembre de 2010
14 de noviembre de 2010
El viejo comunista (Manuel García)
En estos días Manuel Garcia y su guitarra volvieron a ser inquilinos de mi mp3
13 de noviembre de 2010
Adivinanzas
Ni mentiras. Ni omisiones.
No quiero palabras censuradas.
Me cansan los monólogos, los parentesis, los gestos ambigüos.
No quiero interpretar gestos, no me interesa la adivinación.
Si hubiera querido entender porque la gente dice una cosa y hace otra, hubiera estudiado psicología.
O parapsicología...
12 de noviembre de 2010
9 de noviembre de 2010
Sobre el amor y la escritura
28 de octubre de 2010
Murió el ex presidente Néstor Kirchner
Por José Pablo Feinmann (Jueves 28/10/2010)
2. Perón, al regresar, dedicó sus mayores afanes a perseguir y aniquilar a los jóvenes del peronismo, armados o no. Evidentemente el padre Mugica, asesinado por Rodolfo Almirón de la Triple A, organización construida a la vista (aprobatoria) de Perón, no era un hombre armado ni clandestino. (Menos aún lo mataron los Montoneros, como dicen algunos pérfidos que buscan aliviar las culpas de la Triple A. ¡Valiente tarea, qué cercanos se sentirán a ella!) Tampoco lo era Enrique Grynberg, que manejaba un Ateneo en Saavedra. A Kirchner la muerte lo sorprende en pleno diálogo con la juventud. En plena construcción de una de las cosas que hoy más necesita el justicialismo: la construcción de la militancia territorial.
3. El vicepresidente de Perón era su esposa, sumisa, a él y al monje umbandista Daniel, asesinos ambos. La sucesora y compañera de vida de Kirchner es Cristina Fernández. Su vicepresidente es un traidor y ayer le añadió a la traición la mentira, que son hermanas de sangre, que van juntas porque traicionar es mentir y gravemente. Tuvo ayer el exasperado caradurismo de decir que había muerto un gran presidente. ¿Por qué le clavaste un cuchillo en la espalda al proyecto de un gran presidente, Cobos? ¿También esa crueldad, esa torpeza, esa traición al país le hiciste? 3.1. Cristina Fernández es de esos seres humanos que se agrandan ante la adversidad. La verán llorar. ¿Cómo no va a llorar al compañero de una vida? Y como una mujer. O como cualquiera. Cualquier ser sensible lloraría en una circunstancia semejante. Yo, ni lo duden. Lágrimas lacerantes. Pero Cristina es notoriamente fuerte. La desdicha le dará poder. La desdicha la hará todavía más dura en la lucha. No festejen tanto, señores. Acaso ni sospechen lo que tendrán que enfrentar de aquí en más. Por otra parte, si Cristina (se decía insistentemente) carecía de carisma, conseguía adhesiones por su inteligencia pero no por su ternura o por su feminidad o lo que sea. (No creo en esto, pero aceptémoslo.) Ahora, el pueblo verá en ella a la mujer que se quedó sin su hombre. A la mujer sola. A la que sola se las tiene que arreglar. A la que hay que seguir, querer y respaldar para que el país conserve su rumbo. “No se nos puede quebrar”, dirán muchos. “Pobre, qué mala suerte. Perder a un marido tan joven. Tan necesario para ella. Un marido al que tanto quería.” Lloverán las flores y las adhesiones emocionales. Pero hay que transformarlas en militancia.
4. Todo esto y más también tiene usted, Presidenta, para gobernar este país y llevarlo a buen puerto. No es poco. Eso, unido a su talento, a su fortaleza duplicada por la mala mano que Dios (que, de argentino, disculpen, pero: nada) otra vez nos ha dado, le otorgará a los que ya la apoyaban y a los que de aquí en más verán que apoyarla es la única salida para el país y que, por otra parte, usted lo merece, la decisión de estar a su lado, en esta hora amarga pero también en esta impecable coyuntura en que los bravos, los que no bajan los brazos, los que no se dejan vencer por las adversidades que el destino siempre trae, duplicarán sus fuerzas para tratar, al menos, de estar a la altura de las suyas.
26 de octubre de 2010
07 Mercedes Sosa & Liliana Herrero - Palabras para Julia
PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada te sentirás perdida o sola tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas que les ayude tu alegría tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
23 de octubre de 2010
16 de octubre de 2010
14 de octubre de 2010
ese sonido que escucho cada vez que la lluvia se desliza por la cinta del asfalto
repicando
me pareció que se sentía el olor del agua
ese que es la anticipación de la tierra mojada, ansiosa
hirviente
me parece que tengo ganas de ver la lluvia caer sobre mi balcón
subrayada por las hojas de los árboles que se agitan
relucientes
12 de octubre de 2010
Azucena (Suplemento Las 12, diario Pagina12, 8/10/2010)
Desaparecida ella también después de fundar Madres de Plaza de Mayo, marcada por Alfredo Astiz con un beso justo antes de ser secuestrada y conducida hacia la muerte en las profundidades del Río de la Plata, Azucena es la protagonista ausente del documental que lleva su nombre y que el próximo martes, en vísperas del Día de la Madre, se presentará en la UNLaM.
Por Diego Bocchio
¿Qué trabajos previos existían sobre Azucena?
Claudia Bueno: –Se trabajó sobre las Madres, claro, pero no sobre Azucena, no es tan conocida su historia. Hay un trabajo bibliográfico de Enrique Arrosagaray, que es de Avellaneda como Azucena y que, incluso, fue compañero de escuela de uno de sus hijos. El hizo una investigación muy profunda y publicó un libro –Los Villaflor de Avellaneda–, y es uno de los entrevistados del documental. En cuanto a relatos audiovisuales, nada. Sí hay documentales antropológicos de cuando se restituyen los restos de Madres desaparecidas, en los que se hace hincapié en la aparición de los restos de Azucena.
Diego Csöme: –En contraposición, nuestra elección fue contar quién fue Azucena como madre y como mujer. Tratamos de no quedarnos en el instante fundacional de Madres, sino hurgar en su vida anterior.
Claudia: –Uno de los hijos lo cuenta muy bien en el documental. Los familiares de los desaparecidos cumplían un circuito que era el que los mismos militares les pautaban. Los “entretenían” llenando fichas, yendo al vicariato, al Ministerio del Interior, de escritorio en escritorio; de esa forma nadie iba a encontrar a sus seres queridos. Uno de sus hijos, Pedro, cuenta: “La genialidad de mi mamá fue que un día dijo: ‘¡Basta! Así no vamos a encontrar a nadie. Vayámonos a la Plaza’”. Ese es el quiebre. Azucena hizo todo lo que políticamente estaba mal hacer en esa época. Pero, en el relato intimista surge que, para ella, lo que hacía no era nada excepcional. La hija, Cecilia, cuenta: “Cuando yo tenía complejo de fea en la escuela, mi mamá me llevó a un concurso de baile. Y cuando mi hermano Toto se rompió el brazo, mi mamá estuvo detrás de él hasta que se le soldó el hueso roto. Así que, cuando mi hermano Néstor desapareció, mi mamá salió a buscarlo. Es pura lógica de madre”.
Diego: –A través de la mirada de los hijos, nos encontramos con una mamá maravillosa. Y se reivindica el porqué una mamá sale a buscar a su hijo: por amor; a partir de ese amor, se gestará un movimiento histórico.
Azucena tenía ángel. Las Madres dicen en el documental: “Azucena llegaba y era como que llegaba nuestra madre. Todas íbamos corriendo a abrazarla”. Como los grandes líderes, tenía algo especial dentro de su carisma que hacía que todas las otras madres estuviesen a su alrededor. Pero también era muy estratégica para moverse.
Claudia: –La mamá de Azucena era muy chica cuando la tuvo, tenía quince años. El papá de Azucena la anotó como hija de él y en el casillero correspondiente al nombre de la madre trazó una línea. Es decir, ella fue inscripta como de madre desconocida. Doce años después, la madre la volvió a inscribir, pero, esta vez, como de padre desconocido.
Con lo que, en Avellaneda, hay dos partidas de nacimiento diferentes.
Más allá de la complejidad legal, lo cierto es que ni la madre ni el padre biológicos se encargaron en forma directa de la crianza de Azucena, sino que la crió como a su propia hija la tía Magdalena. Y sus tres primas funcionaron en su vida como sus hermanas.
El padre murió muy joven en un accidente de trabajo y ahí volvió la madre, que fue a buscarla a casa de los Villaflor. Para entonces, Azucena tenía ya catorce años. Y ella no quería volver con la madre, se pasó casi un año enferma y perdió un año de colegio, hasta que finalmente volvió a vivir con sus tíos. Vivió muy poco tiempo Azucena con su madre biológica, tenía una relación muy difícil con ella; incluso, de grande, se quedaba angustiada cada vez que la madre iba a visitarla. Elvira, la empleada doméstica de la casa de Azucena de toda la vida, cuenta que cuando la madre iba a verla no le preguntaba ni cómo estaba. Iba a buscar plata.
Julián Cosenza: –Tratamos de no usarlo más que como dato biográfico, sin construir a partir de ese dato una hipótesis del tipo “Fue tan buena madre porque su madre había sido muy mala”. El dato de que no fue reconocida por su mamá y que ella apareció para hacerse cargo de su crianza cuando ya tenía 14 años es muy fuerte y sólo eso da para una película. Por eso, lo incluimos como dato de su biografía que abre una puerta, pero sin ahondar más. El núcleo del relato es el secuestro del hijo y lo que ello desencadena.
Laura: –Azucena tuvo cuatro hijos: Néstor, que es quien desapareció junto a su esposa, Raquel Mangin; Pedro, Cecilia y Adrián. Pedro y Cecilia nos dieron su testimonio.
Con Adrián, “Toto”, no nos contactamos, porque los hermanos nos dijeron que tuvo una mala experiencia con un reportaje que les hicieron a los tres juntos cuando aparecieron los restos de Azucena en General Lavalle y, a partir de ese momento, decidió no dar más notas.
Diego: –También entrevistamos a Aída Sarti y Pepa Noia, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Pepa fue una de las 14 madres de la primera ronda, el 30 de abril de 1977, y estuvo presente en el momento en que Azucena se paró en la iglesia Stella Maris, en el vicariato del Ejército, y dijo: “Vayámonos a la Plaza”. Pepa cuenta ese instante fundacional. Y está su prima, Lidia Moreman, hija de la tía Magdalena, que era incondicional con Azucena y la acompañó a las primeras marchas. Era como una Madre más.
Julián: –Y que es quien se da cuenta de que “Gustavo Niño” (Astiz) era un infiltrado. Lidia cuenta en el documental que ella le decía a Azucena: “Este tipo es cana”, incluso, adelante de él. “No le des datos.” Pero Azucena le abrió las puertas de su casa. Los testimonios revelan que más de una vez Astiz llevó a Madres a sus casas en su auto, tras haberse metido en el grupo haciéndose pasar por hermano de un desaparecido. Tanto Lidia como el marido de Azucena le advertían que no les gustaba ese tipo...
Claudia: –Hablan también Elvira, la empleada doméstica, Enrique Arrosagaray, el biógrafo, y Lila Pastoriza, que estuvo detenida en la ESMA con Azucena y fue quien brindó el testimonio que permitió reconstruir qué pasó con ella tras su secuestro.
Laura: –Lila cuenta que, un día, le llamó la atención que entrara un grupo de mujeres grandes: estaban, además de Azucena, las dos madres que habían sido secuestradas en la iglesia de la Santa Cruz, y estaba también una de las monjas francesas. Le llamó la atención porque le parecía un grupo de madres, o de tías, y no daban con el promedio de edad que veían entre los secuestrados en la ESMA. Lila cuenta que vio cuando se la llevaron a Azucena para torturarla y que trató de asistirla cuando volvió: tenía muchas marcas en los brazos y la notó floja, como entregada, muy caída. Pero aun así ella decía que lo único que quería era encontrar a “sus hijos”, porque eran Néstor y su nuera, Raquel. Lila cuenta eso, la vio cuando llegó, habló algunas palabras con ella, la vio cuando la trajeron de vuelta de la tortura y después, de pronto, no la vio más.
Diego: –Y habían pasado apenas dos días en “capucha” y “capuchita”, las dos dependencias del casino de oficiales de la ESMA; capucha era un altillo y capuchita era todavía peor, era como un entrepiso, pero arriba de todo, con cuchetas en el piso, con toda la gente amontonada. Lila cuenta que cuando llegó este grupo relativamente grande no había mucho lugar y quedaron más amontonados todavía. Era diciembre y el lugar no tenía ventanas prácticamente, era un hacinamiento. Y que, mientras ellas estaban encerradas en ese altillo, afuera, en los parques de la ESMA, los chiquitos de los oficiales andaban en bicicleta. Lila relata que, una vez, dentro de un grupo que llevaban en los aviones para los vuelos de la muerte, había un tipo al que llevaron por equivocación, que, al volver, les contó que les inyectaban pentotal y con eso los dormían, los subían a los aviones y los tiraban al agua. Así se enteraron de los vuelos de la muerte. Este testimonio nos terminó quedando afuera del documental. Pero sí incluimos las vivencias de Lila en esos pocos días compartidos en la ESMA con Azucena y lo que pasó cuando, al recuperarse sus restos, se dio cuenta de que aquella señora mayor de vestido floreado con la que recordaba que había estado hablando, era Azucena Villaflor.
¿Cómo fue el diálogo con los hijos de Azucena?
Claudia: –El contacto con Cecilia lo logramos a través de Aída Sarti, que tenía un vínculo muy estrecho con Azucena, que luego continuó con su hija. Una vez que nos contactaron, tuvimos una charla previa con Cecilia, porque quería saber el enfoque iba a tener nuestro trabajo, ya que había tenido experiencias insatisfactorias en relación con otros proyectos y estaba alerta. Cuando le contamos nuestra intención, enseguida nos dio la entrevista. Lo mismo pasó luego con Pedro. Tuvimos entrevistas personales previas con cada reporteado y el convencimiento fue en virtud del enfoque.
Diego: –Lo que nos encontramos en las entrevistas personales con ambos, tomando un café, primero, y con las cámaras, después, fue exactamente lo mismo. Contaron las mismas cosas, de la misma forma y con el mismo énfasis. Es su historia y es así, con la cámara o sin ella. Muy natural. Los hijos cuentan la intimidad del vínculo con su madre, pero también cómo ella empezó a moverse para encontrar a Néstor, cuando las Madres empezaron a ir a su casa y cómo vivieron, finalmente, su desaparición. Hablan de esa intimidad también, no solo de ella como mamá.
Claudia: –Aída Sarti fue nuestra primera entrevistada y se convirtió en una especie de ángel de la guarda del documental. Aída jugó un rol fundamental en la publicación de la famosa solicitada en el diario La Nación, el 10 de diciembre de 1977, el hecho que determina el secuestro de Azucena. Como Astiz estaba infiltrado en Madres sabía que estaban organizando la publicación de la solicitada, que el motor de esa movida era Azucena y que estaba pensado que saliera el 10 de diciembre. Entonces, él organiza un operativo de secuestros, que incluía a Azucena, para el día 8, en la iglesia de la Santa Cruz. Pero le sale mal porque Azucena no va a esa iglesia ese día; las Madres estaban terminando con los preparativos de la solicitada, juntando firmas y juntando la plata, y entonces se dividen en dos grupos ese día: Aída y Azucena se van a la iglesia Betania y Astiz manda el operativo a la Santa Cruz, donde estaban otras dos Madres, Mary Ponce y Esther Careaga, a quienes secuestran junto a una de las monjas francesas. Pero a Azucena no logran secuestrarla ese día.
Laura: –Entonces, el operativo solicitada sigue adelante y el día 9 es toda una corrida, porque llevan la solicitada a La Nación escrita a mano, y les dicen que la tipeen. Lo tienen que hacer corriendo, en los sótanos del Ministerio de Economía, donde trabajaba el marido de Nora Cortiñas, que es quien las hace entrar. Y Aída permanece haciendo vigilia el día completo en el diario La Nación.
Julián: –Aparece contada a través del testimonio de Aída, que, además, lee en off parte de la solicitada. Y se ve la imagen de la solicitada, le sacamos fotos de un ejemplar guardado en la biblioteca del Congreso. En el ejemplar que había comprado Azucena aquella mañana del 10 de diciembre había salido la hoja prensada, como fruncidita, pero en el ejemplar que conservan en la hemeroteca del Congreso está bien. La solicitada es bien grande, ocupa casi toda una página: “Sólo pedimos la verdad”.
Claudia: –Aída era muy unida a Azucena y estuvo en su casa la noche anterior a que la secuestraran. Recuerdo que fuimos con Diego a verla y nos abrió su corazón: nos dio todo, nos mostró todo, nos contó todo. Nos mostró las pancartas que usaban para las marchas los jueves, el boletín de la hija desaparecida. Fue la primera entrevistada y quien nos abrió las puertas con Cecilia. Tan estrecho fue el vínculo que se nos ocurrió la idea de que Aída fuera la voz de los off del documental. Y de hecho lo es. Y Julián la hizo actuar como parte de la artística que abre el documental. La vimos unas 15 veces desde que empezamos el documental y vino a la UNLaM a grabar.
Diego: –Las Madres nos abrieron sus puertas, nos invitaron a marchar con ellas, fuimos a la Plaza con ellas y nos dejaron filmarlas. Nos dieron todo.
Diego: –Elvira cuenta la mañana en la que vio a Azucena irse caminando, con su bastón y con la bolsa de los mandados. Su testimonio lo tomamos en la misma casa de Azucena. En un momento, ella vuelve la mirada hacia la dirección por la que se fue Azucena y cuando corre la mirada empieza a recordar realmente cuando Azucena se estaba yendo por la mitad de la calle y se pone a llorar.
Ese es el testimonio real, lo más puro que hay, cuando se puede retroceder realmente en el tiempo, despojándose de todo lo que hay alrededor. Y entonces cuenta en la entrevista la imagen que ella tenía en la cabeza.
Esa no es una reconstrucción treinta años después: es la recuperación de aquella sensación. Ella mira a la calle como si la estuviera viendo irse otra vez.
¿Qué aprendizajes les transmitió hacer este documental?
Claudia: –Este documental nos dio la oportunidad de descubrir a una persona maravillosa y dar con la intimidad de aquel instante fundacional de Madres, con un sentimiento muy puro, con la fuerza del amor y los intereses nobles que dieron origen a un movimiento maravilloso.
Julián: –Investigar sobre la historia de vida de una persona, descubrir quién era y qué hizo, y darte cuenta de que no sabías nada de ella, te da la pauta de lo valioso que es trabajar con una figura de relevancia pública pero cuya historia, a la vez, es relativamente desconocida. Es como descubrir un pequeño tesoro.
Diego: –Esta realización nos llevó dos años. Mi mayor aprendizaje es lo que está plasmado. Otra cosa que me dejó es la reflexión sobre cuánto está dispuesto a sacrificar realmente uno por una causa; muchas veces uno dice “daría la vida por tal cosa” y hay que ver hasta qué punto efectivamente eso es cierto, como lo fue en esta historia. Y después, es que el amor de una madre no tiene límites, realmente no tiene límites. Eso te hace pensar que cuando vos discutís con tu vieja, te peleás o la mandás a cagar, quizá no te ponés a pensar que el amor de una madre hacia un hijo realmente no tiene ningún límite. Eso a mí me hizo replantear un montón de cosas. A veces nos enojamos por tantas cosas banales y quizás no les damos a nuestras viejas el abrazo a tiempo que le tenés que dar, esas cosas que te quedan...
27 de septiembre de 2010
unas palabritas
26 de septiembre de 2010
Ando ganas...
24 de septiembre de 2010
Veritas
¿Que es la verdad?
- Un hecho concreto objetivo, dice G.
- Un acontecimiento subjetivo, contesto.
Cotidianamente, nos paramos desde distintas teorías para poder entender el mundo, a los que nos rodean, a nosotros mismos...
Que difícil es decir la verdad a veces!
O mejor dicho, qué dificil decirla cuando se sabe que tal vez no es lo que el otro quiera escuchar. Aunque a veces ni uno mismo quiere hacerlo...
Me da tanta impotencia el no poder hacerme entender! Hay que tener la delicadeza suficiente, aquietar las emociones. Hay que ser paciente, no enojarse y tratar de desembrollar el ovillo de palabras y situaciones. Hay que abandonar la comodidad de hacerse el tonto, de dejar pasar cosas, entre ellas el tiempo... Y ser libre.
Y, en la liberación, asumir las consecuencias
Una verdad a veces es una palabra. A veces es una acción. Y otras, una sensación.
El cuerpo no miente. Grita las verdades oscuras con dolores de cabeza, revoltijo de tripas. Transforma las certezas en mariposas en la panza, sonrisas incontenibles y brillo en los ojos.
¿A quién engaño si me miento? ¿No puedo decirte la verdad?
¿Tanto te molesta? ¿En quien confiar sino es en vos?
¿Sabés qué? En estos dias las verdades me salen con fritas. Y eso cuesta.
"Mientras vos puedas ser vos,
no necesitas perdón
ni de dioses ni titanes"
29 de agosto de 2010
8 de julio de 2010
¿Cuándo?
pero sé que es en quien pienso
cada vez que abro los ojos al mundo.
Yo no sé si es el amor de mi vida
pero se le parece mucho.
Nadie sabe el tiempo que estaremos juntos
pero sé que cada instante compartido
vale la pena.
Tengo certezas e incertidumbres.
Tengo mas años y menos paciencia.
Hoy una pregunta me tironea la garganta
y me la anuda el miedo a una respuesta.
26 de junio de 2010
29 de mayo de 2010
25 de mayo de 2010
Bicentenario
Pienso en mi familia, que ha trabajado tanto y lo sigue haciendo.
Mi abuela, mis tías, mi madre desde la casa, con las derrotas y victorias cotidianas, con la crianza de los hijos, con la comida en la mesa y el enseñar tanto los buenos modales como la solidaridad y la esperanza.
Un día como hoy recuerdo a mi Padrino, mi prócer privado e intimo, que nunca olvidaba de colgar la bandera en el balcón ni las efemérides que aprendió de tan chico en la escuela de suboficiales. Un milico respetado por todos, que vio lo mejor y lo peor de la fuerza y se mantuvo puro de acción y corazón, y crío a toda su familia en el amor a la Patria y a la Verdad (así, con mayúsculas).
Pienso en mis viejos, hoy jubilados docentes. Tan vapuleada profesión, con sus míseros sueldos, con sus festejos de pizarrón y peña folclórica, siendo padre y madre de cientos de pibes que pasaron por sus aulas para instruirse, a veces tan necesitados de alimentos como de afecto. Y siempre con ganas de estar con sus “chicos”, porque a pesar del cansancio siempre se divirtieron como locos.
Pienso en mis tíos, primos y hermanos, que recorren los hospitales públicos, investigando, curando, mitigando dolores, porque la vocación puede más que las desinteligencias del gobierno de turno.
Un día como hoy no olvido a los artistas de la familia, que protegen su sueño cada día, escudando la música o la pintura detrás de un uniforme, en un trabajo de diez horas diarias.
Y me emociona ser conciente de que la Argentina no la hacen los malos políticos, sino tantos otros como los de mi familia, que ponen su esfuerzo, su sangre, sus esperanzas, su voluntad. Todos nosotros quienes construimos este país día a día, los que no bajan los brazos para que en algún momento no muy lejano, se cumpla el sueño de vivir en un suelo justo, libre y soberano.
29 de abril de 2010
6 de abril de 2010
2 de abril de 2010
1 de abril de 2010
Abril
28 de marzo de 2010
Sobre la ceguera
Anoche, vi la película “Blindness” dirigida por Fernando Meirelles y basada en la novela. Y de nuevo, acusé el impacto.
¿Cuáles son los límites del vivir y el sobrevivir? ¿Qué es lo que vemos? ¿Qué es lo que dejamos de ver? ¿A qué cegueras nos sometemos cotidianamente? ¿Qué tan solidarios, malvados, morales, libres, se puede ser cuando se parte desde la ignorancia? ¿Qué tal si esa ignorancia es autoimpuesta?
Ya no acepto más vendas en los ojos.
Yo soy esta mujer de 1,56 mts, pelirroja, 32 años, que adora el chocolate y los libros, que lucha contra el desorden (aunque a veces sin demasiado ahínco), con la manía de intentar controlarlo todo, y con pilas de cualidades y de defectos. Uno de los personajes de “Ensayo...” dice: “Hay en nosotros una cosa que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos”.
Eso que soy que no tiene nombre.
1 de marzo de 2010
Ramón Paz en la web
27 de febrero de 2010
Canciones y sueños
te encuentro entre sueños
te advierto que traigo desnudos:
Anclada en tus manos
me gasto en tus besos
no hay nada, ni el aire más puro
Y vamos volando sin alas,
y vamos restando silencios.
Si no me despiertas,
Oh...a la luz del amanecer
me voy despertando y
OH...a la luz del amanecer
me quedo este sueño y
Le vamos robando
trocitos al tiempo
y así comprendemos
Sentada en el aire,
colgados del viento
miramos el mundo que es distinto
Y vamos volando sin alas,
y vamos restando silencios.
Si no me despiertas,
Oh... a la luz del amanecer...
Oh... a la luz del amanecer...
14 de febrero de 2010
El año del Tigre
13 de febrero de 2010
EL FORNICIO
besara, mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española mía,
francesa mía, inglesa, ragazza, nórdica boreal,
espuma de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa,
te todavía enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras, te
lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!
Gonzalo Rojas
8 de febrero de 2010
Reir
24 de enero de 2010
Que era una especie de característica que venía o no con uno, como la forma de los ojos o el tamaño de la nariz. Pensaba que algunas personas lo encontraban de manera más natural. Que era una especie de inclinación genética, como aquellos que tienen más habilidades para tocar el clarinete o los que disfrutan de intrincados problemas matemáticos. En fin, justificar mi cobardía por no entregar el corazón. ¿Con que motivo?
A los 13 años descubrí que mi verdadero padre es alguien a quien llamaban “El yacaré”, quien no se sintió seguro como para enfrentar un embarazo no deseado y desapareció. Y sigue sin estar desde hace 32 años.
Mi padre fue el que me había dado su apellido, el gusto por el helado de limón y cierta inclinación a la izquierda en política. Ese que sí había estado, a pesar de sus modos cortantes y su marcada preferencia a mis hermanos menores.
A mis 16 años eso cambio.
Mi padre, el único al que conocí, empezó a interesarse por mí de una manera abominable. Dos intentos de abuso me llevaron a vivir con mis abuelos, a alejarme de mis hermanos y de mi mamá. Y cuando pidió perdón, lo hice, más por los demás que por mí misma. Todavía no puedo perdonarlo. No quiero hacerlo, todavía me hace llorar, me hace enfurecer.
Me fuí a empezar de nuevo, escondiéndome entre mis viejitos, que me cuidaron y me protegieron. Tanto me escondí, que el amor no me encontró durante todo el tiempo que estuve con ellos.
Tanto, que me convencía que había gente que podía intentar, entregarse, fallar, reinventarse y recomenzar otra vez. Y después estaba yo. Que no intentaba, ni fallaba: era infalible. ¿Como podría equivocarme, si no tenía la suficiente valentía como para arriesgar?
Y así estuve mucho tiempo. Casi sin vivir, como si me hubiera programado en el modo “hibernación”. Veía pasar los días, el tiempo, actuando como autómata frente a algunas cosas, manteniendo al mínimo mis reacciones.
No recuerdo cuando empecé a cambiar de a poco. Todavía me cuesta hacerme cargo de mis reacciones, identificarlas: saber cuándo y cuánto estoy molesta triste cansada. La felicidad es más fácil de reconocer: es energía en el cuerpo y es paz en el alma.
Hoy sé que el amor es algo que hay que tener el coraje de vivir. Implica una rendición, un estar con el corazón en la mano, indefenso y expuesto a ser herido. El amor es involucrarse, entregarse, sin resignar la esencia de uno mismo. Ser de a dos, sin dejar de ser. Ser sinceros, poder confiar, ser compañeros, hacer un intento más por entenderse. Estar aun cuando el otro necesita espacio.
Hoy ya no creo que el amor me sea una cosa extraña, que sólo le pasa a otros. Lo vivo como me sale, por las puntas de los dedos, con esta sonrisa que me abarca la cara, a veces tambien con algunas lágrimas.
21 de enero de 2010
Delicias cotidianas
- Los besos dados con deseo y libertad, dar afecto a traves de las puntas de los dedos, invadir la otra parte de la cama y ser recibida con un abrazo, compartir las pequeñas experiencias del dia a dia.
- La risa de las niñas pequeñas que me rodean, que revolotean como mariposas y me hacen cosquillitas en la garganta, de donde se sueltan las carcajadas
- El cielo, maravilloso y celeste, y la luna redonda en las noches de río.
- La voz de Cortázar desde el mp3, mientras viajo en colectivo
- La voz de una amiga que me hace saber que esta feliz
- Los helados
- La esperanza
9 de enero de 2010
Solar
Bienvenido 2010!
¿ Y en dos?
(¿Y quién me borra esta sonrisa de la cara?)
Luz divina, Lisandro Aristimuño